Lineamientos estructurales para la operatividad y funcionalidad de un partido político revolucionario, el PSUV como garante de la continuidad de la revolución.
(Letras rojas y subrayado, son aclaratorias y sugerencias resultantes de revisión del Lcdo. Guillermo Colmenárez. 24-01-2008, para mejor entendimiento)
Como primer punto, la mejor lectura política en un proceso revolucionario fueron los acontecimientos del 2-D, la Reforma constitucional y su proceso refrendario implico un problema netamente de organización táctica partidista donde quedo demostrado que la planificación estratégica se vio abrumada (hastíada, agotada) por factores disfuncionales (factores que no cumplieron su función) al hecho de tan magno reto. En tal sentido, asumir la gestión de un partido revolucionario sin un diagnostico histórico es redundar (repetir) en el fracaso.
Entre los males a contrarrestar por el poder popular en (debe ser ES en lugar de EN, para lograr sintaxis) que la estructura partidista no puede sucumbir en el sectarismo político (Celo intransigente de los seguidores o fanáticos de un partido o movimiento político), ni en conceptualización excluyente como la vieja clasificación de partidos de cuadros o de masas (El Che Guevara, en 1962, definió al cuadro como “el individuo que ha alcanzado el suficiente desarrollo político como para poder interpretar las grandes directivas del poder central, hacerlas suyas y transmitirlas como orientación a la masa, percibiendo además las manifestaciones que esta haga de sus deseos y motivaciones mas intimas, el cuadro es un creador, un dirigente de alta estatura, un técnico de un buen nivel político, que puede, razonando dialécticamente, llevar adelante su sector de producción o desarrollar a la masa desde su puesto político de dirección”. Por lo tanto no creo que el cuadro sea un mal a contrarrestar por el poder popular, ni tampoco es una conceptualización excluyente, el cuadro tiene características que cualquier individuo puede alcanzar, por ello la exclusión que pudiera surgir es por decisión propia del individuo), la dialéctica (Arte de dialogar, argumentar y discutir) y la ecléctica (Filosofía orientada a ajustar entre ellas a las doctrinas que parezcan mejores o más creíbles, aunque procedan de diversos sistemas) son fundamentos teóricos filosóficos que deben prevalecer en la pragmática (Práctica, búsqueda de las consecuencias prácticas del pensamiento que sean eficaces y aporten valor para la vida.) organizacional.
Las capacidad de gerenciar la conflictividad social (Organizar, dirigir, ejecutar y controlar las luchas sociales) aunado a la visión de la filosofía partidista sobre la base de la pragmática (práctica) vinculante (que obliga) (?) nos permite de entrada hilar (crear) la primera figura cohesionadora (que produce unión) del cuerpo político revolucionario, sin estos como guía inherente (no separable, que pertenece) al encuentro de los fines políticos determinantes a la revolución, cualquier discusión es estéril (no productiva) al hecho organizacional; se debe asumir entonces la complejidad (¿complejidad de quien?) y su maniobrabilidad (facultad de manejar la complejidad) como figuras (elementos) de consideración para la proyección de la metas del partido revolucionario.
Como segundo punto, la relación líder y partido, desde Lenin pasando por Mao y tomando a Trosky hasta llegar a la ley de la oligarquía de Robert Michels teórico de la Modernidad, considera la supremacía del líder en la direccionalidad del partido, para bien (¿bien de quien?) debemos conjeturar (conjeturar es formar juicio, asumo que faltó la conjuncion “QUE” para lograr sintaxis) la sinergia (acción conjunta para un mismo objetivo, unida. Si cada quien actúa por su lado, de manera separada, aun cuando tengan el mismo objetivo no son sinérgicos) pueblo y líder, es tarea fundamental del partido, si el líder queda solo en la direccionalidad corremos el riesgo de no hacer comprensible el proceso revolucionario, si el pueblo organizado apuntala (sostiene) la visión del líder aumenta la profundidad revolucionaria, pero quien tiene la tarea de la sinergia? El partido revolucionario, ¿pero que debe existir para ello? Los siguientes puntos: Centrar la organización del partido revolucionario en seis lineamientos fundamentales:
El cuadro
La Unidad interna
La sinergia popular
El debate ideológico
La comunicación estratégica
La táctica revolucionaria
El seguimiento gubernamental
Para finalizar es necesario que el PSUV asuma como punto de partida un profundo diagnostico (evaluación) de la forma como se han abordado los problemas sociales, políticos y económicos en la región, a su vez nuestra militancia debe profundizar en el debate donde la conexión (voceros y delegados, deben ser cuadros para lograr la conexion) entre pueblo y gobierno revolucionario hagan de nuestro partido un verdadero instrumento de transformación social.
Hugbel Roa
Delegado Regional del PSUV
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